El cannabis en Túnez es de Buena calidad, pero también hay que decir que puedes acabar pasando un año en la cárcel por un simple porro
El cannabis, también conocido a nivel nacional como “zatia”, y en algunas regiones como “takrouri”, es ilegal en Túnez desde el año 1953.
Aunque su origen no se sabe a ciencia cierta, una de las teorías más avaladas es que fue traído al país durante las invasiones árabes dese siglo XII al siglo XV.
Sin embargo, al igual que pasa en la India desde hace miles de años, hay unos compuestos llamados Lhasis, cuya base es hachís o marihuana que se mezcla con diferentes productos comestibles, como por ejemplo, el yogur.
Se dice que quien lo come cae en una especie de sopor embriagante y que le produce una gran tendencia a la lujuria.
Antes de su independencia en el año 1964, había una cierta permisividad social y religiosa hacia el cannabis y sus usuarios. Pero después e implantó la dureza de la ley hacia el consumo, uso, venta y cultivo del cannabis.
El mero consumo o posesión de cannabis está penalizado con pena de cárcel de 1 a 5 años y multa de entre 500 dólares y 1500 dólares americanos. La venta ya es cuestión más seria. De hecho, tanto la venta como el cultivo o el transporte se castigan con penas de cárcel d entre 6 y 25 años y multa de entre 2500 y 50000 dólares.
Se sabe de turistas a los que han arrestado por fumar un simple porro y, además de darles una buena paliza, han acabado en la cárcel. Desde luego, consumir cannabis en Túnez no es una buena idea.
Al igual que en Marruecos, hablar de legalización del cannabis en Túnez, bien para uso medicinal o recreativo, era un imposible. Sin embargo, en la actualidad ya se están escuchando algunas voces que quieren regular este tema.
Las leyes inhumanas sobre el cannabis fueron impuestas por el dictador Ben Alí en el año 1992. Ya en el año 2017, las leyes sobre el uso, posesión y venta de cannabis, fueron ligeramente reformadas. Aunque la realidad es que las cárceles tunecinas siguen llenas de personas que cumplen condenas de hasta 25 años, lo cierto es que en marzo de ese año, se introdujo una enmienda a la ley según la cual el juez podía mostrar cierta clemencia en el caso de que fuera la primera vez para el que fuera juzgado. ¿Es muy poco? De acuerdo, pero menos es nada.
La ley que regula el consumo, posesión y venta de cannabis en Túnez es la polémica ‘Ley 52’, de la que los reformadores opinan que está destruyendo muchas vidas humanas.
La organización internacional sobre derechos humanos Human Rights Watch (HRW) ha alzado la voz en numerosas ocasiones para denostar las draconianas leyes tunecinas sobre el cannabis, que en la actualidad representa casi el 30 por ciento de la población carcelaria del país. Human Rights Watch (HRW) condena sin paliativos la Ley 52 del antigup presidente y dictador Zine El Abidine Ben Ali.
Amna Guellali, directora en Túnez de HRW afirma que el mero hecho de fumar un porro implica ser arrestado, apaleado por la policía y ser condenado a un año de cárcel en alguna de las superpobladas priones del país. Pero incluso los poderes de la policía van más lejos. Aunque no seas sorprendido consumiendo, si tienen sospecha de que lo has hecho, pueden obligarte a hacer un análisis de orina y si el resultado es positivo, las consecuencias son las mismas.
De hecho, el 70 por ciento de las condenas por drogas en Túnez son por cannabis.
Un joven de la ciudad de Sidi Bouzid cuenta que los tunecinos no tienen futuro alguno. Las esperanzas creadas por la primavera árabe que acabaron con el dictador Ben Ali, y su expulsión en 2011, han quedado en nada. Ha crecido la tasa de desempleo a niveles nunca antes conocidos. La juventud está en la peor situación y son muchos los que se unen a los grupos yihadistas. Por el contrario, a otros les lleva al consumo de zatla, el nombre local del cannabis, con el riesgo que ello conlleva.
Cualquier persona arrestada por uso o posesión de cannabis recibe un mínimo de un año de prisión. Y si es reincidente, un mínimo de 5 años. Los jueces no contemplan la posibilidad de cambiar las penas por trabajos sociales o condenas alternativas menos crueles.
En su informe del año 2018 “Todo por un porro”, la ONG Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, denunció el costo en vidas de la Ley 52. Además, la ley prohíbe que los jueces puedan tener en cuenta circunstancias atenuantes. No es de extrañar que las cárceles de Túnez estén repletas de fumadores de marihuana.
Casi una tercera parte de los presos condenados en el país fueron arrestados por casos de drogas, fundamentalmente por ser consumidores de cannabis.
El informe de 33 páginas, llamado “Todo esto por un porro”, abarca los siguientes aspectos:
La ley represiva sobre drogas en Túnez y cómo reformarla
Por otra parte, es la primera vez que los activistas en Túnez han pedido la despenalización del consumo y cultivo de la marihuana. El grupo se llama «La Coalición para la Despenalización del Consumo de Cannabis».
Los activistas tunecinos han dado su primera conferencia de prensa el día 16 de mayo, 2019. La coalición está compuesta por algo más de 30 activistas de la sociedad civil que organizan talleres con diputados, representantes del partido del gobierno y otros activistas.
La miembro del partido de la coalición, Kareem Al-Sharawi, manifestó que la coalición comenzará a trabajar en un proyecto de ley para despenalizar el cultivo y el consumo de cannabis. Entre otros argumentos, Kareem Al-Sharawi hizo referencia al modelo canadiense, según el cual, la despenalización del cannabis había contribuido a un menor abuso de drogas duras.
En abril de 2017, el parlamento tunecino aprobó aprobar la enmienda de una ley que en la actualidad impone la pena de un año en la cárcel más una multa a cualquier ciudadano, nacional o extranjero, que consuma o posea cannabis. Y la pena es de 5 años en el caso de reincidencia.
La enmienda quiere que el juez tenga el derecho a no imponer la prisión a los meros consumidores. El presidente de Túnez, Beji Caid Essebsi, prometió antes de ser elegido en el año 2014, la modificación de algunos aspectos sobre la ley de drogas en el país. Pero la realidad es la misma realidad que la de la “primavera árabe”. Detrás de los rebeldes que luchaban contra los dictadores estaban escondidos los fundamentalistas islámicos.
Documentar las violaciones de los derechos humanos y los graves efectos de un plan social resultante de la actual ley draconiana sobre drogas, según la cual miles de tunecinos son condenados cada año a penas de prisión simplemente por el consumo o posesión de pequeñas cantidades de cannabis para uso personal.
Las autoridades del país deben revisar la ley actual para eliminar todos los términos de la prisión por el simple uso o posesión de drogas con fines recreativos.
La imposición de penas de prisión más largas por motivos relacionados con el uso, cultivo y venta de cannabis se ha traducido en un incremento espectacular en el número de presos jóvenes, según asegura Human Rights Watch. La carga económica y social de arrestar y encarcelar a tantas miles de personas cada año es demasiado importante. Las cárceles tunecinas están ya demasiado superpobladas y albergan hasta un 53 por ciento más de presos que su capacidad. Cada preso le cuesta al estado unos 10,20 dólares al día. Por lo tanto, meter en prisión a 5.200 consumidores de cannabis por año le cuesta al país hasta 38 millones de dólares.
¿Dónde y a quién comprar cannabis?
Si aún sabiendo todo esto decides arriesgarte, la forma habitual de hacerse con un poco de resina de cannabis es a través de los camareros de los hoteles en los que se hospedan los extranjeros occidentales. Los precios que os damos son orientativos y dependen de la calidad y el lugar. El hachís proviene de Marruecos y en general es de buena calidad.
28 gramos de hachís de calidad: 5 dólares (actualizado en septiembre del 2018)
5 gramos de calidad por 5 dólares (Agosto, 2018)
25 gramos de buena calidad por 300 dólares (Agosto 2018)