Tanto el cultivo, la venta, la posesión y el consumo de cualquier forma de cannabis, recreativo o medicinal, está completamente prohibida en Senegal
Cannabis en Senegal. Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y el Banco Africano de Desarrollo, Senegal se encuentra entre los países africanos que más marihuana exportan; al mismo nivel que Nigeria, Ghana o Togo.
La marihuana de Senegal se la conoce con el nombre de “Yamba”, y es un fenotipo de calidad mediocre que se vende con semillas, hojas e incluso pequeños tallos.
Además de ser ilegal, tanto su consumo como su venta están muy mal vistos por la sociedad islámica de este país que, además de yamba, exporta emigración ilegal.
La cantidad de consumidores en Senegal es muy grande. Pero por motivos religiosos, de estigma social y sobre todo, por evitar ser arrestados por la policía, los consumidores son muy discretos. El consumo de Yamba en Senegal está tan mal visto por el fundamentalismo musulmán, que impera en Senegal, como el consumo del alcohol. Pero esto pasa de cara al público. La realidad es diferente.
Entender la cultura de los senegaleses es casi imposible para los occidentales. Todas las empresas extranjeras acaban por traer a sus propios trabajadores porque el senegalés, tan pronto tiene lo que necesita para ese día, deja de trabajar. Un senegalés jamás hará horas extras, por muy bien que se las paguen.
Sin embargo, en este país hay algunos sectores que además de aceptar su rol de consumidores, lo llevan con orgullo y es parte de su particular idiosincrasia. Uno de estos grupos está compuesto por los míticos rastafaris, quienes comenzaron a ser conscientes de su identidad desde que Bob Marley visitara África en el año 1978.
En segundo lugar tenemos a uno de los grupos más particulares del mundo del Islam: los Baye Fall. En efecto, son un sector del Islam que se consideran especiales por sus conocimientos esotéricos y mágicos. Por motivos que son difíciles de entender, a pesar de ser musulmanes, no ayunan durante el ramadán, beben alcohol y, por supuesto, fuman Yamba.
Es muy fácil reconocer a los Baye Fall. Siempre van vestidos con ropas multicolores africanas y llevan largas rastas. Son seguidores del jeque Ibrahim Fall, que era un fiel seguidor del profeta Maoma. Sin embargo, en la actualidad los Baye Fall han sido influenciados por otras culturas, sobre todo de la rastafari.
En la teoría han adoptado los preceptos del rafastarismo. Se supone que han renunciado a la posesión de riquezas (lo que es absolutamente falso), son pacifistas (también solo en la teoría) y recurren a la música para expresar sus sentimientos religiosos. De hecho se reúnen de vez en cuando para hacer fiestas en las que tocan sus timbales, beben alcohol y fuman marihuana hasta el amanecer.
La realidad es que los Baye Fall son unos musulmanes muy “especiales” que, además, tienen muy mala reputación entre los habitantes de Senegal. Se les considera unos holgazanes que pasan más tiempo bebiendo alcohol y fumando marihuana que rezando en las mezquitas.
Sin embargo, si estas de viaje son tu mejor opción para comprar marihuana en Senegal. Suelen estar cerca de los hoteles en los que se hospedan los extranjeros occidentales para ofrecerse como guías y venderles marihuana.
Realmente la exportación de marihuana desde Senegal es difícil de cuantificar. Sin embargo, en el año 2010 el grupo de los países más ricos del mundo, el conocido G8, convocó a numerosos países productores de diferentes drogas, como por ejemplo Colombia, Jamaica, Haití y algunos países africanos entre los que estaba Senegal. La intención del G8 era frenar la financiación de algunos grupos terroristas como las FARC o Al Qaeda.
El resultado de esta reunión fue un fracaso. La mayoría de la Yamba que se produce en Senegal se cultiva en el sur del país, en una zona llamada Casamanza. Desde hace más de 100 años, diversas facciones han querido reivindicar la independencia de este territorio, lo cual terminó con una pequeña guerra civil en el año 1982. La guerrilla independentista se llamaba Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamanza y desde el principio comercializó la Yamba para su financiación. Aunque la guerra terminó en el año 2004, los habitantes de Casamanza siguieron defendiendo sus cultivos de Yamba hasta la actualidad.
El cannabis sigue siendo ilegal en Senegal. Para encontrarla no es necesario ir a Casamanza, entre otras cosas porque a sus habitantes no les gustan los turistas. Puedes encontrarla en Dakar, y también puedes comprar hachís. No es nada difícil de encontrar, sobre todo por la zona de Set Setal (Dakar), un barrio en el que sus habitantes reivindican su cultura africana; algo que se deduce por los graffitis que adornan todas las paredes de las casas.
A pesar de cultivar un cannabis mediocre, en Senegal se produce una cantidad considerable que es suficiente para abastecer el consumo local y para exportar algo a los países vecinos. Pero el gobierno, una vez más, le ha declarado la guerra al cannabis y son frecuentes las quemas de campos de cultivo de marihuana. Los rebeldes se defienden con armas de fuego y son muchas las personas que mueren cada año por esta causa, aunque esto no es noticia para los países occidentales.
Entender la cultura de los senegaleses es casi imposible para los occidentales. Todas las empresas extranjeras acaban por traer a sus propios trabajadores porque el senegalés, tan pronto tiene lo que necesita para ese día, deja de trabajar.
En su novela “La vida en espiral”, que es un estudio sociológico sobre Senegal y la marihuana, el escritor senegalés Ndione cuenta la vida de unos chicos senegaleses que viven aislados en un pequeño pueblo cerca de Dakar. Se pasan el día entero fumando Yamba. Pero por determinadas razones se quedan varias semanas sin su Yamba.
El protagonista decide convertirse en un traficante de cannabis ( sipikat), con lo cual se asegura tener siempre grandes cantidades de marihuana para su consumo y ganar mucho dinero con ello. De esta manera inicia una vida en espiral que le ayuda a introducirse en las altas esferas del tráfico y el consumo del cannabis entre las clases más poderosas y los clérigos musulmanes del país.
En este libro se argumenta sobre si el consumo de cannabis está o no está conforme con las enseñanzas del Corán. Al final llega a la conclusión de que la Yamba es perfecta para agudizar nuestros sentidos y pensar con mayor clarividencia.