Muchos inversores en la industria del cannabis están esperando a que desaparezca el mercado ilegal de la marihuana, pero parece que esto no sucederá a corto plazo
Los expertos opinan que el mercado ilegal de la marihuana en Canadá no va a desaparecer al menos de momento.
El viejo esquema del consumidor, el proveedor de confianza y la marihuana de calidad y a precios más baratos que los que ofrece el mercado legal, sigue siendo muy atractivo para los consumidores del mercado negro.
El mercado de la marihuana ilegal es muy complejo y lleva más de 40 años ofertando a los consumidores productos de gran calidad, opina Donald MacPherson, director ejecutivo de la Canadian Drug Policy Coalition.
Los precios
Cuando terminó la ley seca en los Estados Unidos, también terminó la venta ilegal de bebidas alcohólicas. Esto sucedió porque las grandes empresas disfrutaron de lo que se llama «economías de escala». Hacer tus propias bebidas alcohólicas es algo que requiere mucho trabajo y, sobre todo, los ingredientes que se necesitan son bastante caros. Todos pueden hacer su cerveza o vino en casa, pero los gastos son más altos que comprar la misma botella, con su correspondiente impuesto, en una tienda de licores.
Sin embargo, con una pequeña inversión, cualquiera puede cultivar la mejor marihuana sin moverse de casa y, además, producir grandes cantidades.
¿Qué pasaría si alguien pudiera producir en su casa una botella del mejor whisky por unos centavos, cuando cuesta 25 dólares en la tienda de licores? Eso sería la quiebra de la industria de bebidas alcohólicas.
Por esta razón, es tan difícil para los productores de marihuana alcanzar un punto de rentabilidad corporativa después de pagar salarios, licencias, invernaderos y todo lo que conlleva el mercado legal de la marihuana.
Durante el primer trimestre del año 2019, por poner un ejemplo, uno de los principales productores de Canadá logró reducir los costos de producción para conseguir un coste bruto de cada gramo de marihuana por 1,42 dólares canadienses. Aun con ese enorme esfuerzo, la empresa perdió 158 millones de dólares.
Las leyes y su cumplimiento
Una vez que la marihuana se ha legalizado en un país, ningún gobierno democrático podría prohibir el cultivo de plantas de cannabis en su propia casa o jardín. Además, es bastante fácil para cualquier cultivador de marihuana obtener un permiso para convertirse en lo que la ley llama un cuidador registrado para tratar a un número limitado de pacientes. Sucedió en los Estados Unidos después de la legalización de la marihuana medicinal. Muchos pequeños productores sin antecedentes penales se convirtieron en cuidadores autorizados.
Durante bastantes años, los cuidadores tuvieron la posibilidad de vender el sobrante de su producción a los centros de aprovisionamiento. Porque, aunque al menos en la teoría, todos los productos relacionados con la marihuana deben haber sido comprados a los productores que tienen una licencia estatal. Sin embargo, la realidad es que los centros de aprovisionamiento guardan la marihuana y los productos derivados de ella, durante el tiempo que sea necesario, a la espera del momento idóneo. De hecho, es mucha la marihuana que se guarda durante demasiado tiempo. Basta con que el cliente firme un documento en el que manifiesta que sabe que la marihuana que compra probablemente no tenga licencia.
Por ejemplo, en los Estados Unidos, es normal encontrar los llamados “clubes de compasión”, que son prácticamente lo mismo que los pequeños cuidadores, pero con la diferencia de que estos clubes tienen una tienda y muchos pacientes.
La situación de legalidad de los clubes de compasión y los cuidadores no es nada clara. Para los políticos es más complicado limitar el derecho de los ciudadanos a comprar su marihuana medicinal que impedir que los comercios ilegales continúen operando.
La producción y el número de consumidores
Canadá, como nación, se queda con el diez por ciento de las ventas de marihuana y demás productos derivados del cannabis. Pero además, cada estado y cada ayuntamiento ponen sus propios impuestos. El resultado es que son muchos los clientes potenciales que no tienen medios económicos necesarios para comprar a esos precios.
Por ejemplo, el tabaco se ha convertido en un producto muy caro en los últimos años. Los comercios que lo venden de forma ilegal lo ofrecen a la mitad del precio legal. ¿Qué fumador puede resistirse a esa tentación? Y es que los impuestos hacen que el producto sea demasiado caro y que no pueda competir con el mercado negro.
Las estadísticas nos confirman que casi un setenta por ciento de los estadounidenses adultos beben alcohol y que casi un 40 por ciento reconoce beber demasiado para los estándares de una buena salud. El alcohol es bastante adictivo, lo que no le sucede a la marihuana. Y, por otra parte, la mayoría de los encuestados consideran que el alcohol es la mejor manera de animar cualquier fiesta; lo que no pasa con la marihuana. El consumidor habitual de marihuana no fuma por animarse más de lo normal y perder la vergüenza. Los consumidores abusivos de alcohol sí beben para divertirse y perder la noción de vergüenza e incluso para olvidar sus problemas.
Por el contrario, en un país como Canadá, tan solo un 6% reconoce que consume marihuana a diario, según un estudio reciente. Si comparamos ese 70% con este 6%, vemos que el cannabis tiene un nicho de mercado muy inferior al alcohol. Mientras que tanto el tabaco como el alcohol son muy adictivos, la marihuana no lo es. Es muy fácil convertirse en consumidor habitual de tabaco o alcohol pero no es tan habitual convertirse en consumidor a diario de marihuana. Por ejemplo, el consumidor de tabaco, en la mayoría de los casos, no puede estar todo un día sin fumar un cigarrillo. El consumidor de marihuana sí puede.
Por otra parte, la marihuana que cultivan en sus enormes invernaderos los dos grandes productores de marihuana medicinal en Canadá, no tiene la fuerza que la mayoría de los pacientes que tienen que medicarse a diario necesitan. La organización Health Canada tiene unas normas muy estrictas en cuanto a los productos derivados del cannabis, como por ejemplo, el aceite o las extracciones. Se permiten productos cuya potencia es inferior a la que el cliente encuentra en el mercado ilegal.
El futuro de la industria
Es cierto que la demanda nacional se mantiene estable aunque las exportaciones todavía no son significativas para Canadá. Uno de los mayores productores ha construido 5.6 millones de pies cuadrados de invernaderos para el cultivo, Con semejante logística, se puede satisfacer el 100% de la demanda de cannabis legal en Canadá. Por su parte, el segundo mayor productor también está intentando crear la logística necesaria para satisfacer el 100% de la demanda actual de cannabis legal. Y, como poco, hay otros cien productores de menor importancia, pero con gran capacidad de producción, que quieren su parte del pastel.
El exceso de producción no es una buena fórmula para ningún tipo de negocio. De hecho, es la mejor manera de fracasar. Si estos países no consiguen exportar mucho más de lo que exportan en la actualidad, ese exceso de marihuana será un desastre.