Principios elementales de la genética del cannabis

Principios elementales de la genética del cannabis

comprar semillas de marihuana

Los aspectos y principios más importantes de la genética de las semillas de cannabis

Genética del cannabis. Cuando vamos a comprar semillas de marihuana, algunos cultivadores sin mucha experiencia no entienden bien las diferentes nomenclaturas que vienen en el envase de las semillas que desean comprar. Conocer y entender bien estos conceptos nos ayudarán a elegir las semillas que mejor se ajustan a nuestras expectativas. Hay una gran diferencia entre unas y otras. No es lo mismo cultivar semillas de una segunda generación filial (F2) o semillas IBL, como veremos a continuación.

Landraces, también conocidas como genéticas de cannabis puras

¿Qué es una landrace? Son las genéticas primigenias que crecen de forma natural en algunos lugares del planeta. Lamentablemente es difícil encontrarlas ya que muchos genetistas (breeders) empezaron hace décadas a mezclarlas con otras landraces de otros lugares para conseguir plantas nuevas con lo mejor de cada una de las genéticas empleadas en el cruce. Conocer qué es una landrace es uno de los principios más importantes de la genética del cannabis.

En la década de años setenta muchos amantes de la marihuana solían viajar por distintos países del mundo en los que crecían variedades índicas o sativas de gran calidad. Las índicas tenían la capacidad de desarrollarse en periodos de tiempo muy cortos. Por el contrario, las sativas eran muy codiciadas por su efecto psicoactivo tan cerebral y enérgico, en comparación con el efecto ten narcótico de las índicas.

Miles de jóvenes viajaban a países exóticos como la India. Durante el viaje pasaban por Afganistán y Pakistán, dos países enclavados en la cordillera del Hindu Kush. Las variedades que allí encontraban eran índicas puras con tiempos de floración muy cortos que además proporcionaban un hachís de gran calidad.

Otros viajeros, sobre todo provenientes de California, optaban por viajar a Mëxico y otros países tropicales en los que de forma natural crecen espectaculares sativas. El problema de estas sativas era que los tiempos de floración y su estructura morfológica eran poco adecuados para el cultivo en interior.

Los genetistas consiguieron híbridos entre variedades índicas y sativas en los que las plantas podían tener lo mejor de cada genética pero con tiempos de floración muy reducidos.

Cada día es más difícil encontrar landraces y en algunos lugares, como por ejemplo Marruecos, ya casi nadie las cultiva. Aunque todavía existen landraces localizadas en lugares donde no llega el turismo. Todas las landraces pertenecen a una de las 3 familias de cannabis: Cannabis Sativa, Indica o Ruderalis.

Cada variedad tiene sus propios genes (genotipo) que hacen que se desarrolle siguiendo unos determinados patrones  de crecimiento y floración (fenotipos). Las pocas genéticas puras que todavía quedan siguen teniendo el genotipo original, lo que implica gran homogeneidad en su desarrollo bajo condiciones de cultivo similares. Las semillas de estas plantas puras nos proporcionarán plantas de gran similitud entre sí (fenotipo). Cuando cultivamos las semillas de auténticas landraces en un mismo entorno conseguimos plantas de gran homogeneidad cuyos patrones de crecimiento y floración y sus propiedades organolépticas y psicoactivas son muy similares entre ellas.

IBL o Híbridos de cannabis estabilizados

Conocer este tipo de plantas es uno de los principios elementales de la genética del cannabis. IBL son las siglas de inbred line, que significa que se han cruzado plantas con el mismo genotipo (inbreeding). Outbreeding es todo lo contrario de inbreeding. El outbreeding se produce cuando introducimos genética nueva en una planta. Los genetistas utilizan este tipo de cruce para fijar lo mejor de la genética empleada en el cruce sin la necesidad de utilizar otra variedad, estabilizando la línea con la que trabajan. Es lo mismo hacerlo con un híbrido o con una landrace.

Una variedad es una IBL cuando una genética se cruza con ella misma. El resultado de este tipo de cruce es muy estable y las plantas que provienen de estas semillas son muy parecidas entre ellas.

El proceso para conseguir semillas IBL es difícil porque el genetista ha tenido que utilizar muchos ejemplares puros para hacer una buena selección de los mejores parentales. Quizás el principal problema de este tipo de cruce genético es lo que se conoce como “depresión endogámica”. Este fenómeno es frecuente cuando cruzamos parentales cuyas genéticas son muy similares entre sí. Esto sucede también con los seres humanos y los animales. El resultado se manifiesta en variedades cuyos genomas son muy parecidos. Las plantas serán siempre muy similares en todos los aspectos; desde la morfología, los efectos psicoactivos, propiedades organolépticas y demás.

Cuando cruzamos landraces o IBL con genotipos cuy genoma es diferente, conseguiremos lo que se conoce como híbrido F1, (Parental#1) que es la primera generación de semillas provenientes del cruce entre un determinado fenotipo del genotipo A con otro fenotipo del genotipo B (Parental#2).

Este tipo de cruce produce plantas homogéneas, si los parentales que hemos utilizado en el cruce son estables. Cuando cruzamos diferentes landraces o IBL, obtenemos plantas (híbrido F1) muy fuertes ya que desarrollan el llamado “vigor híbrido” o heterosis, que es lo contrario a la endogamia. El resultado se traduce en mejores ejemplares. Para que te quede claro, llamamos F1 a la primera generación filial de cualquier cruce entre razas puras o IBL.

También podemos cruzar ejemplares de la generación F1 entre sí (ya se trate de variedades puras, híbridos o polihíbridos). De esta manera obtenemos la segunda generación filial, que se conoce como F2, y así sucesivamente sin límites. Con frecuencia la segunda generación filial F2 produce una descendencia menos homogénea que la primera. Con frecuencia obtendremos un 25% de plantas parecidas a la madre, un 25% de plantas parecidas al padre y un 50% de plantas cuya información genética es una mezcla entre ambos parentales. Para obtener plantas muy estables se debe proseguir cruzando generación tras generación (F3, F4, F5…) y llegará el momento en el que obtendremos una descendencia muy estable en la que se ha conseguido estabilizar las propiedades más deseables que se buscan. Muchos bancos de semillas están tan ansiosos por presentar nuevas variedades en su catálogo que se saltan parte del tedioso y arduo camino de estabilización. Los bancos de semillas saben que este proceso es uno de los principios elementales de la genética, pero aún así optan por el camino más corto.

Casi todas las semillas que podemos comprar en la actualidad son “polihíbridos”, el cruce entre híbridos. El problema con este cruce es que con frecuencia la descendencia es poco homogénea y las plantas que cultivamos son muy diferentes entre sí. El genoma de estas plantas es muy variado y por ello no suelen dar plantas tan homogéneas como las provenientes del clásico híbrido F1. No es difícil entender la complejidad de estabilizar un cruce de este tipo, ya que la mezcla de los rasgos genéticos de las distintas variedades empleadas para conseguir el nuevo genotipo es muy complicada. Es complicado seleccionar y sobre todo, estabilizar los rasgos que queremos conservar. Casi todos los híbridos disponibles en los bancos de semillas de cannabis son polihíbridos; plantas que proceden del cruce de dos híbridos, y la homogeneidad es difícil de conseguir.

Genética del cannabis. Backcross (BX) o retrocruce

El retrocruce es otro de los principios más elementales de la genética del cannabis. El retrocruce o backcross es la técnica que utilizan los genetistas para fijar las características más deseables de uno de los parentales usados en el cruce. Escogen un ejemplar de la descendencia del cruce (puede provenir de cualquier generación, F1, F2, etc.) y lo cruzan con el parental original del que quieren fijar las características. Este parental es el conocido como parental recurrente. Con esta técnica los genetistas fijan las mejores características del parental original mediante el cruce con su propia descendencia. Si lo que queremos es obtener una descendencia más similar al parental escogido, se puede volver a cruzar la primera generación obtenida, la generación BX1 con el mismo parental, con lo que obtenemos una BX2 o squaring. Podemos repetir la operación por tercera vez (BX3 o cubing) o incluso todas las veces que sean necesarias para conseguir buenos resultados. Esta repetición daría lugar aBX4, BX5, y así sucesivamente.

Los genetistas utilizan esta técnica para replicar clones de plantas cuando no tienen machos y quieren conseguir semillas. Seleccionamos un parental donante (macho) que permita que se expresen las características deseadas del clon hembra en su descendencia, y repitiendo los retrocruces tantas veces como sea necesario para conseguir el objetivo deseado, que es una descendencia con todas las características deseables de la madre original a la que se quiere replicar.

S1 feminizada

S1 son las siglas para referirse a la primera generación filial de un cruce de una planta hembra por sí misma. Se pueden utilizar diferentes técnicas y cuando se hace bien conseguimos semillas que dan plantas muy similares a la hembra que se quiere replicar, y además las semillas son hembras. Así, revertimos el sexo de un clon de una hembra y utilizamos su polen para polinizarla.

Cuanto más estable sea la hembra replicada, más estables son los resultados. Podemos emplear esta técnica con el mismo objetivo que utilizamos el retrocruce entre plantas hembras y machos, seleccionando y fijando las características más deseables. Pero en el caso de las S1 utilizamos un solo parental femenino al que revertimos el sexo para producir la primera generación. Podemos encontrarnos semillas S2, S3, etc, o retrocruces hechos a partir de la generación S1, S2, etc, de nuevo con la planta hembra original. Sin duda este tipo de técnica constituye otro de los principios elementales de la genética del cannabis que un cultivador debe conocer.

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