La policía del presidente ha matado a más de 12,000 usuarios y vendedores en su campaña antidrogas mientras que él ha admitido públicamente fumar marihuana
¿Quién podría imaginar que el presidente de Filipinas era un consumidor de marihuana? Sí, has leído bien. El presidente Rodrigo Duterte, que siempre ha perseguido y castigado a los consumidores de cannabis, ha declarado abiertamente que utiliza el cannabis para mantenerse despierto, especialmente cuando se encuentra en otros países. Y ahora la pregunta es si sus agentes antidrogas se atreverán a asaltar el palacio presidencial para arrestarlo. No lo creo.
¡Qué gran ejemplo de hipocresía! Durante un discurso ante funcionarios del gobierno, se quejaba de su agenda en la Cumbre de la ASEAN en Singapur, donde solía disfrutar de grandes siestas.
Dijo que consumir cannabis era una actividad mortal, pero a su edad no se vio afectado porque usaba la hierba ocasionalmente para mantenerse despierto. Sin embargo, un poco más tarde dijo a los periodistas que estaba bromeando. Pero la verdad es que no parecía estar bromeando en todo lo que decía.
Sin embargo, la supuesta broma no fue divertida, especialmente porque Duterte se ha convertido en un asesino de aquellas personas que consumen o venden drogas y que, además, sus palabras cuando afirmaba que consumían marihuana sonaban muy ciertas. Desde que comenzó su «guerra contra las drogas» en junio de 2016, la policía mató a más de 12.000 personas, en su mayoría jóvenes desempleados. Duterte afirmó que era una legítima guerra anti drogas. Muchas de las víctimas eran usuarios de «shabu», pero muchas fueron asesinadas por usar o vender marihuana. En cualquier caso, el asesinato de 12000 personas por consumir o vender drogas se puede considerar un genocidio.
Siendo ilegal en Filipinas, la admisión de Duterte de consumir cannabis resulta ser una verdadera broma pesada, en un país en el que se cometen crímenes de «lessa humanidad» contra cualquier ciudadano que simplemente quiera fumar marihuana. Es un insulto para las víctimas y sus familiares.
En caso de que Duterte no estuviera bromeando, tal vez debería apoyar la legalización del consumo de cannabis para aliviar algunos problemas médicos. Según Human Rights Watch, el uso personal de drogas es una cuestión de derechos individuales protegidos por el derecho internacional. Por lo tanto, Duterte debería, al menos, despenalizar el uso del cannabis.
Tal vez, lo que dijo el presidente podría ayudarlo a darse cuenta de su tremenda hipocresía y decirle a su policía que deje de arrestar y matar a aquellos ciudadanos que, como él, obtienen beneficios de la marihuana. Si no lo hace, los agentes antidrogas deben ingresar al palacio de Malacañang para arrestarle.