El programa de equidad de cannabis se basa en el restablecimiento de las minorías afroamericanas después de décadas de injusticia en relación con la marihuana
Recuerdo cuando Oakland era uno de esos lugares donde la policía se lo pensaba dos veces antes de entrar. Y lo más curioso es que la mayoría de los delitos estaban relacionados con la venta de marihuana. Afortunadamente la situación ha cambiado mucho desde la legalización.
Linda Grant, una mujer de 50 años que creció en Oakland, recuerda aquellos días. Comenzó a fumar y vender marihuana cuando tenía 11 años. Fue expulsada de la escuela en el octavo grado por vender porros. Fue arrestada cuatro veces.
Sin embargo, ahora ella sigue vendiendo marihuana… pero legalmente. Fue una de las primeras personas que se inscribieron cuando la Ciudad de Oakland creó un «Programa de Equidad de Cannabis» en 2017 para ayudar a las personas como ella a ingresar a la industria de la marihuana legal.
Linda, que nunca pudo disfrutar de unas vacaciones cuando era una “camello”, ahora está preparando un viaje a Hawai con sus seis hijos. Ahora es copropietaria de tres negocios relacionados con el cannabis y puede permitírselo, haciendo lo mismo por lo que fue arrestada antes: vender cannabis.
Ella no lo llama cannabis ahora. Ella lo llama hierba, vende hierba y fuma hierba.
Al ser posible la legalización del cannabis recreativo en Nueva York, el gobernador, los legisladores y los defensores quieren asegurarse de que la ley proporcione lo que ellos llaman «equidad social». Esto incluye borrar los antecedentes penales de las condenas por cannabis y reservar los ingresos fiscales de las ventas de marihuana para invertir en comunidades que se han visto gravemente afectadas por demasiados años de guerra contra las drogas, como sucedió en Oakland.
Los legisladores quieren que las personas de estas comunidades tengan un lugar en la industria legal del cannabis. Como dijo el gobernador Andrew M. Cuomo a principios de este año, no solo las corporaciones más ricas obtendrán ganancias de la nueva industria. Y eso es lo que Oakland está tratando de hacer.
Los líderes de Oakland han decidido que al menos la mitad de todos los permisos para negocios de cannabis en Oakland deben ser para personas que han sido víctimas de la guerra contra las drogas. Este es el caso de los residentes de bajos ingresos de Oakland que tuvieron condenas relacionadas con el cannabis desde noviembre de 1996 o que han vivido durante los últimos 20 años en algunos de los lugares que la policía conoce por tener el mayor número de arrestos relacionados con el cannabis así como los mayores índices de desempleo.
Y la otra mitad de los permisos son para solicitantes comunes. Pero hay diferencias entre estos aspirantes. Aquellos que aceptan ser una ayuda especial para los solicitantes de equidad al proporcionarles al menos 1,000 pies cuadrados de alquiler gratuito durante tres años y las medidas de seguridad tienen preferencia.
A fines de la década de 1990 y principios de la década de 2000, la marihuana medicinal se legalizó en California, aunque no estaba bien regulada. En ese momento, Oakland fue nombrado «Oaksterdam» porque su centro de la ciudad estaba lleno de clubes de cannabis medicinal sin licencia.
En 2004, Oakland comenzó un proceso para otorgar permisos a los dispensarios. Cuando California comenzó a contemplar la legalización del cannabis recreativo, los funcionarios de Oakland comenzaron a considerar el impacto de esa situación en una ciudad de 400,000 habitantes.
Y luego, el nuevo Departamento de Raza y Equidad de la ciudad comenzó a estudiar los problemas relacionados con el cannabis. El estudio, basado en 20 años de registros de arrestos, descubrió que a pesar de que los afroamericanos representaban alrededor del 30% de la población, el número de arrestos entre ellos era de hasta el 90 por ciento.
También descubrió que la tasa de desempleo de los afroamericanos en Oakland era dos veces más alta que la de los blancos y que el nivel de pobreza era hasta siete veces más alto.
Mientras los blancos vendían y fumaban cannabis e incluso se enriquecían con la actividad, los afroamericanos eran arrestados.
Un lugar en la industria
Ebele Ifedigbo es una mujer que creció en Colorado y era estudiante de negocios en la Universidad de Yale cuando Colorado, Washington y Oregon legalizaron el cannabis recreativo. Se dio cuenta de que los líderes de la industria del cannabis eran en su mayoría hombres blancos de mediana edad.
Justo antes de la legalización del cannabis recreativo en California, Ifedigbo comenzó a visitar el estado y hacer contactos, porque sabía que el mercado iba a ser enorme. Ifedigbo conoció a Lanese Martin, una mujer que también tenía un MBA y mucha experiencia en organización comunitaria. Ifedigbo fue a California y fundó Hood Incubator con Lanese Martin en Oakland en 2017.
Hood Incubator ayuda a las personas a moverse a través del panorama del capital de la ciudad y a promover sesiones mensuales para conectar empresarios e inversores.
También ha comenzado programas para ayudar a las personas de color a iniciar negocios de cannabis. La organización recibió 40 solicitantes tan pronto como comenzó a operar. Aceptaron a 15, que recibieron 100 horas de instrucción en planificación comercial así como las leyes y normas necesarias para la industria del cannabis.
El programa de equidad del cannabis empieza a funcionar
Casi dos años después del programa de acciones de Oakland, más de 800 personas han solicitado participar en él.
La mayoría de los solicitantes entran en los negocios de entrega y distribución. Eso es algo que requiere menos cantidad de dinero para comenzar que un negocio de cultivo o dispensarios.
El asistente del administrador de la ciudad a cargo del proceso de permisos, ha dicho que se necesita más tiempo para saber si el programa de equidad de Oakland está funcionando.
Con el fin de ayudar con los costos de inicio de los nuevos negocios, Oakland comenzó un programa de préstamos rotativos sin intereses de cinco millones de dólares para participantes del programa de equidad, que se financia con los ingresos fiscales.
Oakland también está contemplando la posibilidad de proporcionar espacios de cocina para los solicitantes del programa de equidad que deseen involucrarse en los comestibles de cannabis, y la ciudad también quiere encontrar una manera de destacar los negocios basados en la equidad para que los clientes puedan decidir dónde comprar su hierba.
Aunque el cannabis es legal en California, hay un importante mercado negro en funcionamiento. Muchas personas culpan de ello a los altos impuestos que aumentan alrededor del 35 por ciento el costo de los productos.
Estos altos impuestos están perjudicando a los solicitantes del programa de equidad, dijo Lanese Martin, de “Hood Incubator”, y que también está en la Comisión de Cannabis de Oakland. Precisamente, las personas que se están retirando son las personas a las que el programa de equidad quiere ayudar.
De todos modos, el programa de Oakland puede considerarse un modelo para otras comunidades en California y también para otros países.
Linda Grant, la residente de Oakland con quien comenzamos este artículo y que ahora está vendiendo legalmente cannabis, después de haberlo vendido ilegalmente durante tantos años, quiere que las personas como ella se beneficien del negocio legal.
Su consejo para Nueva York, en caso de que este estado comience un programa de equidad, es evitar tomar la primera oferta que se presente y crear cooperativas y asociaciones para comenzar negocios. Ella recomienda no ser tímidos cuando se trata de buscar dinero e inversores.