Los estados que han legalizado el cannabis tienen entre un 20 y un 35% menos de muertes por opiáceos
Comenzamos este artículo sobre los opiáceos con uno de los miles de casos que cada año se producen en los Estados Unidos y en todo el mundo. Después de trabajar más de 10 años en la fuerza aérea de los EE. UU., Jennifer Baxter tuvo que operarse de un pie. La operación no tuvo éxito y Baxter tuvo que someterse a dos procedimientos más para arreglar su pie, que estaba desfigurado, doloroso y mecánicamente incorrecto.
Después de recibir una jubilación médica, a Baxter le prescribieron 600 píldoras mensuales, incluidas 480 oxicodonas, que es una versión genérica del opiáceo OxyContin.
En muy poco tiempo, la oxicodona prescrita para todo un mes le duraba solo 21 días. Las consecuencias de su adicción a los opiáceos fueron terribles. Perdió su carrera, engordó demasiado e intentó suicidarse.
Jennifer Baxter escuchó que la marihuana medicinal podría ser útil y comenzó a usarla en la primavera de 2016. Comenzó a tomarla equilibrándola con morfina de liberación lenta para evitar los síntomas de la abstinencia de los opiáceos. Al cabo de unos pocos meses dejó de tomar opiáceos por completo.
En la actualidad, Baxter, de 40 años, tiene una nueva vida. Va a casarse, es voluntaria en rescate de animales abandonados y está involucrada en su iglesia. Baxter ha perdido peso y vive en Arizona, un estado en el que puede comprar legalmente marihuana medicinal para su dolor, trastorno de estrés postraumático e insomnio. Ella lo toma todas las noches y a veces durante el día.
Hay miles de casos como el de Jennifer Baxter. En 2017, 47600 estadounidenses murieron por sobredosis de opiáceos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Esta terrible cifra significa un aumento de más del 10% desde 2016. De hecho cada vez hay más estadounidenses que mueren por sobredosis de opiáceos que por accidentes automovilísticos o disparos. No en vano el presidente Trump tildó este hecho de emergencia nacional.
Las estadísticas demuestran que la legalización de la marihuana recreativa reduce las muertes por opiáceos en los EE. UU. en un 20%, según un estudio publicado el miércoles.
El estatus legal de la marihuana ha cambiado mucho en las últimas dos décadas. 10 estados y Washington DC han legalizado el uso recreativo e Illinois lo hará el próximo día 1 de enero. Además, 34 estados permiten el tratamiento médico del cannabis.
Comparando los números de muertes por sobredosis de opiáceos antes y después de la legalización, y entre los estados en diferentes fases y estatus de legalización, los autores del nuevo artículo publicado en la revista Economic Inquiry han concluido que existe una relación entre la legalización y uso del cannabis y la reducción en un 20% de la mortalidad por opiáceos.
El artículo concluye que la reducción de las muertes por sobredosis de opiáceos en los estados en los que se tiene acceso legal a la marihuana oscila entre un 20% y 35%. El estudio hace especial hincapié en las muertes causadas por opiáceos sintéticos como el fentanilo, la droga más letal de los Estados Unidos, según los últimos datos oficiales. Nathan Chan, economista de la Universidad de Massachusetts Amherst, asegura que la epidemia de opiáceos ha crecido exponencialmente en los últimos años pero que los estados que han legalizado el cannabis no se ven tan negativamente afectados como aquellos que no lo han hecho.
Nathan Chan y sus colegas Jesse Burkhardt y Matthew Flyr, de la Universidad Estatal de Colorado, aseguran que los estados que tienen acceso legal a través de dispensarios han experimentado las mayores reducciones en la mortalidad por sobredosis de opiáceos.
Aunque hay diferentes factores en juego, Chan cree que podría ser que un número creciente de personas se automedicaran contra el dolor a través del consumo de marihuana, y no con los opiáceos.
Chan dijo que le gustaría trabajar en identificar el porqué de esta correlación y probar su teoría de sustitución.
Hay que tener en cuenta que el cannabis es una hierba que todavía no ha sido completamente estudiada y comprendida. La marihuana sido aclamada como una medicina con capacidad potencial para tratar todas las dolencias, incluido el cáncer y la epidemia de opiáceos. También se le ha llamado “lechuga del diablo”, con afirmaciones de que su uso induce a la pereza, la locura e incluso al asesinato.
Tantas posiciones y teorías pueden explicarse por la complejidad del cannabis. No es preciso pensar en el cannabis como una sola sustancia, sino como una mezcla de más de 500 productos químicos con diferentes combinaciones de dosis.
Dado que el cannabis es en esencia una amalgama de cannabinoides que hasta hace poco se conocía principalmente en el mercado negro, ha sido difícil sacar conclusiones de la investigación sobre sus efectos. Esto es una realidad en el área de la adicción y la salud mental, donde hay demasiados factores que contribuyen a enturbiar la idea de si el cannabis puede ser útil o perjudicial.
No obstante, en los últimos años se ha sugerido que el cannabis podría ser el gran aliado contra la epidemia de opiáceos. Precisamente por esto, las recientes regulaciones estatales en los Estados Unidos han aprobado el cannabis medicinal como un tratamiento para la adicción a los opiáceos.
En cualquier caso, cada vez hay más evidencias científicas que sugieren que el cannabis podría ser útil en el tratamiento de la adicción a los opiáceos. Si el objetivo del tratamiento es reducir el daño que sufre una persona, entonces tiene sentido ofrecer cannabis con la esperanza de que disminuya el uso de opiáceos.
El cannabis es menos dañino que los opiáceos, tanto para las personas como para la sociedad. Aunque hay una probabilidad entre 10 de que el cannabis pueda resultar adictivo para algunas personas, el riesgo vale la pena ya que lo que sí sabemos a ciencia cierta es que los opiáceos son adictivos para todas las personas.
Además, el beneficio potencial del cannabis va mucho más lejos que una estrategia de reducción de daños. En una nueva revisión llevada a cabo en Cannabis and Cannabinoid Research, se demuestra evidencia que el cannabis podría ayudar con el tratamiento de los síntomas de adicción a los opiáceos, como por ejemplo el síndrome de abstinencia.
La razón por la que el cannabis puede ser eficaz de esta manera es que biológicamente, el sistema cannabinoide humano y los sistemas opiáceos interactúan muy de cerca en el cerebro. Esto es muy estimulante para la investigación porque implica que hay muchas promesas para el desarrollo y uso de medicamentos a base de cannabis en el tratamiento de la adicción a los opiáceos.