La costosa normativa, la falta de legalización federal y la alta demanda han hecho que el comercio ilegal sea más rentable que convertirse en legítimo
Con demasiada frecuencia, la legalización de la marihuana en varios estados no solo no ha acabado con el mercado negro, sino que en muchos casos lo ha incrementado. En la actualidad, en Los Ángeles, los negocios sin licencia superan ampliamente a los legales.
GM, el propietario de un dispensario con licencia vio que otro dispensario abría las puertas un poco más arriba en su misma calle, GM se preocupó y comenzó a prestar atención a la actividad del nuevo competidor. Lo primero que le extrañó fue ver que no respetaba el horario legal de cierre, que es a las 10 PM y además que vendía a un solo cliente cantidades muy superiores a las permitidas legalmente.
GM buscó el nuevo dispensario en la lista de negocios minoristas autorizados de Los Ángeles pero se dio cuenta de que no existía, al menos de forma legal. GM informó a las autoridades advirtiéndole que si por culpa de ese dispensario ilegal él vendía un 20% menos, el estado también perdía un 20% de los impuestos. Sin embargo, GM tuvo la sensación de que sus quejas estaban cayendo en oídos sordos.
Lo que le está sucediendo a GM es el reflejo de un efecto secundario generalizado de la legalización de la marihuana en los Estados Unidos. La realidad es que, en muchos casos, ha alimentado, en lugar de eliminar, al mercado negro.
En Oregón, un estado en el que hay una gran cantidad de cannabis legal de bajo precio, muchos cultivadores ilegales han empezado a exportar sus productos a través de las fronteras hacia otros estados en los que la marihuana sigue siendo ilegal.
Tres años después de que los votantes de Massachusetts aprobaran la marihuana recreativa, la mayor parte de la economía del cannabis ahora consiste en «clubes privados» sin licencia, cultivos caseros y vendedores claramente ilegales que exportan su marihuana a los estados donde todavía es ilegal. La situación está dejando a la policía abrumada.
Aunque cada estado tiene sus propios problemas, todos los problemas tienen puntos en común: los funcionarios de aplicación de la ley no tienen fondos suficientes y los legisladores están teniendo problemas para construir un sistema legal lo suficientemente rápido y eficaz como para contener un producto muy demandado que ya disponía de una gran red criminal para abastecerlo. Y a nivel nacional, los defensores también apuntan a otro problema estructural aún mayor: los problemas son inevitables en una nación donde la legalización es tan fragmentaria. Mientras la marihuana no sea legal en todo el país, el mercado negro seguirá operando.
Adam Smith, de Craft Cannabis Alliance, un grupo en Oregón que aboga por los pequeños productores de cannabis, asegura que nunca se eliminará el mercado negro hasta que la marihuana sea legal en todos los estados del país. . «Mientras la mitad del país aún no pueda obtenerlo legalmente, hay un mercado para él ilegalmente», dijo a los medios de comunicación.
Este es el problema de Idaho. Teniendo en cuenta que los productores de Oregón producen tres veces más marihuana de lo que los consumidores dentro del estado pueden consumir, el vecino estado de Idaho ha informado de un aumento del 665 por ciento en la cantidad de marihuana ilegal incautada por los oficiales de policía. En 2016, el año anterior a la entrada en vigencia de las leyes de uso recreativo de marihuana para adultos de Oregón, la policía confiscó alrededor de 300 kilos de marihuana.
El nuevo mercado recreativo de Oregón comenzó el 1 de enero de 2017, y la cantidad de dispensarios con licencia aumentó de 99 a 260. Ese mismo año, la cantidad de cannabis confiscada por la Policía Estatal de Idaho aumentó hasta 900 kilos y sigue subiendo. El año pasado, las incautaciones totalizaron casi una tonelada.
Sin embargo, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en Oregón saben que son los agricultores de su estado los responsables de este suministro. El Sargento. Brandon Boice de la Patrulla Estatal de Oregon dice que la situación ha empeorado desde la legalización.
Cuando Oregón legalizó la marihuana en 2014, el estado trató de controlar el mercado negro asegurándose de que el camino hacia el mercado legal fuera lo más fácil posible. No limitó el número de las licencias y simplificó el proceso de las regulaciones, creando un programa con una de las barreras de entrada más menos exigentes en los Estados Unidos. De hecho esta política funcionó.
En la actualidad Oregón es un estado fácil para encontrar marihuana legal, barata y de alta calidad. Hay más de 650 dispensarios de marihuana con licencia en el estado. Si eres un ciudadano de Oregón y quieres comprar marihuana, no hay razón para comprar ilegalmente.
Por el contrario, algunos expertos en cannabis dicen que no creen que la legalización de Oregón se relacione con un aumento en las exportaciones de cannabis en el mercado negro. Pero la realidad es que la legislatura del estado de Oregón ha tomado medidas específicas para frenar el desvío de su exceso de producción fuera del mercado legal. En el pasado mes de abril el senador del estado de Oregón Floyd Prozanski citó al mercado negro como causa para crear un proyecto de ley que reduciría la cantidad de licencias disponibles en Oregón.
Pero hay demasiados estados donde la marihuana sigue siendo ilegal para uso recreativo y ha demostrado ser un mercado atractivo para los productores de Oregón. El sargento Boice cree que en realidad puede haber más marihuana ilegal que se cultiva en el sur de Oregón que antes de la legalización y que casi toda está siendo exportada fuera del estado. «La policía está inundada de marihuana ilegal para exportación», dice Boice. «No hay suficientes recursos para que hagamos algo al respecto».
Si el exceso de marihuana legal de Oregón se ha convertido en problema para Idaho, los mercados ilegales que tienen lugar en algunas partes de California y Massachusetts son un gran problema para estos estados. Los altos impuestos y tarifas estatales están elevando el precio del cannabis legal, y las pocas consecuencias de tener un dispensario sin licencia desalientan a los propietarios de negocios legales que pagan impuestos en Los Ángeles y Boston.
Massachusetts legalizó la venta de marihuana en 2017. Desde entonces, se han aprobado cerca de 200 licencias comerciales en todo el estado. La ciudad de Boston aprobó su primera la semana pasada.
Mientras esperan los permisos, los negocios de marihuana continúan operando en una zona gris dentro del sistema legal. Por este motivo, SS abrió un club privado de cannabis en Boston en 2014, cuando solo la marihuana medicinal era legal. En 2018 SS recibió el estatus de prioridad bajo el programa de empoderamiento comunitario del estado. Sin embargo, casi un año y medio después, SS todavía no tiene un dispensario abierto al público. Necesita algo llamado “acuerdo de la comunidad de Boston” antes de que pueda solicitar su licencia estatal, pero la realidad es que aún no la tiene.
Mientras seguía esperando, SS continuó dirigiendo su club privado, uno de los pocos en Boston donde los clientes podían traer su propia marihuana, gran parte cultivada en casa o comprada en el mercado negro, y compartir y fumar de manera comunitaria. No tienen licencia y son supuestamente legales porque los funcionarios estatales y locales no se ponen de acuerdo.
Cuando escuchó esto, Maggie Kinsella, defensora del cannabis de Massachusetts, dijo que nadie sabe lo que está pasando. Kinsella dice que este entresijo entre los gobiernos estatales y locales ha dejado a los neoyorquinos en la industria del cannabis sin recursos excepto valerse por sí mismos.
Ella dice que la falta de dispensarios abiertos y legales con un buen producto significa que el 80 por ciento del mercado todavía es ilegal. Y muchos de los clientes en los dispensarios legales son principalmente de fuera del estado.
Steve Hoffman, miembro de la Comisión de Cannabis de Massachusetts, la comisión independiente del estado creada para monitorear el mercado de cannabis con licencia, cree es muy pronto para decir que la legalización ha terminado con el mercado negro y que, de hecho, no piensa que alguna vez sea posible eliminarlo.
Hoffman opina lo mismo que todos los defensores del cannabis ; que es probable que el mercado ilegal en el estado de Massachusetts no desaparezca hasta que el cannabis se legalice por completo a nivel federal, y que el acceso a cosas básicas, como por ejemplo la banca, para poder conseguir préstamos y depósitos, sea más fácil para las empresas emergentes. Asegura que los obstáculos de entrada siguen siendo grandes y que eso desalienta mucho.
En California esos obstáculos son incluso mayores. Y es que para abrir un dispensario legal en California es necesario tener mucho dinero y mucha paciencia.
Los elevados costes del inicio, las tarifas de las licencias y los altos impuestos hacen que sea imposible que las empresas legales de cannabis compitan con los dispensarios sin licencia. Los Ángeles cuenta con más de 1000 dispensarios pero solo 200 de ellos tienen licencia. Esto significa que la gran mayoría son negocios ilegales.
Este problema comenzó en la década de 2000, cuando la policía no abordó el problema de la explosión de los dispensarios médicos. El resultado fue el crecimiento de una potente industria sin licencia, que operaba abiertamente, pero sin permisos para vender cannabis. El problema creció cuando el estado legalizó el uso de marihuana para adultos en 2016.
En Los Ángeles fueron más lentos para emitir licencias que algunas otras ciudades de California como San Francisco, dejando un espacio en el mercado que los que trabajan sin licencia puedan llenar. Los clientes en Los Ángeles no pueden distinguir fácilmente un dispensario con licencia de uno sin licencia.
La ciudad de Los Ángeles ha gastado cerca 14 millones de dólares para solucionar el problema. Se han hecho redadas por toda la ciudad en 2018, que resultaron en el cierre de 108 negocios sin licencia. Pero casi siempre los dispensarios vuelven a aparecer en otro lugar. Si la ciudad les corta el suministro de energía eléctrica, los dispensarios compran generadores. El abogado de la ciudad de Los Ángeles ha comenzado a perseguir a los propietarios, cobrando multas de 20000 dólares por cada día que los dispensarios ilegales siguen abiertos.
Alex Traverso, de la Comisión del Cannabis de California, dice que muchos dispensarios sin licencia en Los Ángeles quieren ingresar en el mercado legal, pero las barreras de entrada son demasiado altas. Ellos están pagando sus impuestos y están tratando de hacer las cosas bien, pero no tienen la capacidad de obtener una licencia.
La solución de Traverso es muy parecida al enfoque de los defensores en Massachusetts y Oregón: hacer que el mercado sea legal tanto en el estado como en toda la nación.
De todas las 542 ciudades y condados que hay en California, solo una cuarta parte de ellas permite tiendas minoristas. Pero decir que no hay tiendas minoristas trabajando en esas 542 ciudades y condados es irreal, porque la realidad es que están ahí.
No son solo los dueños de negocios legales quienes perdiendo dinero porque también lo está perdiendo el estado a través de los impuestos. Antes de que California votara para legalizar completamente el cannabis en 2016, los funcionarios estimaron que el estado obtendría 1 billón de dólares en ingresos fiscales en 2018. Pero la realidad es que ha recaudado un poco más de un tercio de esa cifra.