La investigación médica con marihuana no dispone de fondos suficientes porque es una sustancia ilegal a nivel federal
Anthony Guarisco era un joven senador de Louisina cuando en 1978 propuso el primer proyecto de marihuana medicinal en el estado. En aquel momento Guarisco no sospechaba que 41 años más tarde él mismo tendría que usar la hierba para tratar el glaucoma severo que contrajo en el año 2013. En aquel momento nunca imaginó que habría tantos problemas para la investigación de la marihuana medicinal.
De hecho, lo que le impulsó a proponer el proyecto de marihuana medicinal en 1978 fue conocer a la madre de un niño con convulsiones que le dijo que el cannabis era lo único que le aliviaba a su hijo.
La marihuana medicinal ahora está aprobada para tratar el glaucoma y otras afecciones en Louisiana. Guarisco dijo que su médico confía en que el cannabis medicinal mantenga estable la presión en sus ojos y reduzca la inflamación para frenar, e incluso parar, la enfermedad que puede convertirse en ceguera.
Recientemente, Guarisco se unió a otros pacientes en Willow Pharmacy, en Madisonville, para conseguir marihuana medicinal, que solo está disponible en gotas que se administran por vía oral. Es la primera vez que las gotas de cannabis medicinal han estado disponibles para los pacientes desde que se aprobó la droga en el estado.
La realidad es que los pacientes con enfermedades debilitantes hacen cola para comprar el cannabis medicinal. La aceptación de la marihuana como medicina por parte de la gente ha superado la evidencia científica de que es el mejor tratamiento disponible para algunos pacientes. Es una realidad que la marihuana genera esperanza aunque la ciencia todavía se está poniendo al día en algunas enfermedades debido a los problemas legales para la investigación.
El Dr. Kevin Hill, director de psiquiatría de adicciones en el Centro Médico Deathess Beth Israel en Boston y profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Harvard, opina que los votantes en la mayoría de los casos siempre van a votar a favor del cannabis medicinal porque no quieren que haya medicamentos valiosos fuera del alcance de los pacientes que están sufriendo. Pero también opina que los médicos e investigadores no tienen tanta evidencia científica como desearían debido a problemas legales.
Aunque el cannabis medicinal fue aprobado desde 1978, el proyecto de ley de Louisiana no se promulgó hasta 2015, lo cual hizo que muchos pacientes tuvieran que recurrir a la automedicación e incluso al mercado negro. Hill cree que mucho de esto está relacionado con el efecto polarizador que produce el asunto del cannabis.
Mientras que algunos médicos creen que el cannabis es una panacea medicinal, otros opinan que es una farsa. El problema es que son los pacientes los que pagan las consecuencias de la falta de investigación científica.
Los estudios sobre las propiedades medicinales del cannabis no cuentan con fondos suficientes porque todavía es ilegal según la ley federal y está clasificado como una sustancia de la Lista 1, lo que implica que el gobierno federal dice que el cannabis tiene un alto potencial de abuso y no uso médico.
El Dr. Alfonso Romero-Sandoval, profesor asociado de la Universidad Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte, que estudió el uso del cannabis para combatir el dolor crónico asegura que ya se ha demostrado que esa clasificación es falsa y absurda. Pero la realidad es que esta clasificación hace que la marihuana legal sea muy difícil de estudiar.
Según Sandoval, está ampliamente demostrado que el cannabis reduce las náuseas y los vómitos relacionados con la quimioterapia, y muchos médicos y pacientes aseguran que reduce algunos tipos de dolor. Pero como el gobierno federal no ha hecho nada para desclasificar la droga, los estados han tomado sus propias iniciativas para legalizarla. El problema es que con frecuencia se ha legalizado de manera desorganizada.
La consecuencia es que en ocasiones hay escasez de evidencias científicas para el tratamiento con cannabis de algunas de las enfermedades aprobadas y sin embargo, muchas personas están recurriendo a los productos de marihuana para tratar una amplia gama de enfermedades.
El Dr. Kevin Hill asegura que aunque se están realizando investigaciones, estas no van a la velocidad y escala que deberían. Si hay millones de estadounidenses haciendo cola para comprar productos de CBD que no están regulados, es de vital importancia investigar más sobre la seguridad y eficacia de estos productos.
Hay un estudio que ha sido publicado en JAMA por investigadores de la Universidad Penn State, que asegura que casi el 70 por ciento de los productos derivados del cannabis que contienen CBD tienen etiquetas que no indican con precisión la cantidad que realmente contienen y casi una cuarta parte de ellos contenía THC, el componente psicoactivo de la marihuana.
El CBD, el ingrediente no psicoactivo de la marihuana, está ampliamente disponible en numerosos productos y además se proporciona como lo suficientemente seguro como para estar presente en productos como las burbujas de baño, lo cual propicia que se podría dar CBD a los niños.
Romero Sandoval advierte que los pacientes no deben autodosificarse y que es importante buscar profesionales médicos que tengan experiencia con el cannabis medicinal. Según Sandoval, la dosis de cannabis que es eficaz para el tratamiento del dolor está en el rango de 5% de THC. La marihuana recreativa suele tener alrededor del 15% de THC e incluso más. En ocasiones algunas personas tienen problemas con las altas concentraciones de THC, como por ejemplo la psicosis, ansiedad, problemas de memoria, que pueden ser más severos en los adolescentes.
«Necesitamos más investigación», fue la conclusión de Romero-Sandoval. Se necesita estudiar más y mejor el cannabis para proporcionar una alternativa a estos pacientes que no tienen medicamentos disponibles para tratar su dolor. Pero lamentablemente, los pacientes que padecen alguna enfermedad crónica y debilitante no disponen del tiempo ni la resistencia para esperar más investigaciones que proporcionen evidencias.
Claire Morgan, una mujer de Covington que padece una rara enfermedad neurológica autoinmune llamada “persona rígida”, que es un síndrome que causa espasmos musculares dolorosos y potencialmente letales dijo a su médico que lo había probado casi todo: aceites esenciales, ventosas, todo tipo de acupuntura. Dijo que incluso tenía los chakras alineados y que había probado medicina neurológica regular y medicamentos para el Parkinson. Su médico, Chad Domangue, es uno de los 80 médicos en Louisiana con licencia para recomendar marihuana medicinal.
Domangue opina que la marihuana es otra medicina más del botiquín para los pacientes que han agotado todas las opciones. Y lo mejor es que el cannabis no tiene los efectos secundarios que tienen todas las otras medicinas. Domangue asegura que la idea de tener una medicina orgánica a base de plantas es emocionante.
Por otra parte, el cannabis medicinal es una alternativa a los opiáceos, que tienen un alto potencial de abuso, según la Agencia de Investigación y Calidad de la Atención Médica.
Domangue dice que la marihuana también tiene posibles efectos adversos ya que puede provocar sueño, afectar al juicio en ocasiones y hacer que el paciente gane peso ya que abre el apetito. También insiste en que si estás tomando marihuana medicinal no debes tomar otras medicinas con efectos sedantes. Pero esos efectos carecen de importancia en comparación con los riesgos asociados con otras sustancias legales. Cuando se miran las alternativas y las medicinas que se encuentran en las farmacias, es increíble lo que el experto en cannabis medicinal y los políticos ven como correcto y no correcto.
Podemos concluir que la investigación de las propiedades medicinales del cannabis todavía se enfrenta a demasiados problemas legales.