El exceso de normativa y la lentitud de los procesos están desanimando a los inversores extranjeros poniendo en peligro la industria del cannabis de Colombia
Colombia, uno de los principales productores mundiales de drogas ilegales, tiene regulaciones muy complejas que exigen que los cultivadores legales de cannabis obtengan permisos de organismos que van desde las autoridades agrícolas y médicas hasta la policía antinarcóticos y los reguladores de drogas. Tanta burocracia está retardando las ventas y la producción de cannabis, algo que está desanimando a la inversión extranjera y poniendo en grave peligro la industria del cannabis.
Porque las normas de seguridad que regulan todo lo relacionado con el cannabis son demasiado rígidas, ya que exigen que los productores de marihuana instalen cámaras de vigilancia, cercas eléctricas de gran altura alrededor de los cultivos y contacto constante con la policía. El traslado de las plantas de cannabis al laboratorio está siempre monitoreado por satélite y con frecuencia acompañado por guardaespaldas. Los trabajadores de la granja se registran con sus huellas digitales.
Las autoridades se demoran entre 12 y 18 meses en conceder licencias de cultivo y los productores deben esperar entre 3 y 6 meses para conseguir los permisos anuales que establecen el tamaño de sus cultivos y regulan la producción de derivados, como aceites y cremas. Juan Diego Álvarez, ejecutivo para América Latina de una importante multinacional del cannabis, decía a los medios de comunicación que aunque Colombia tomó la iniciativa en la industria del cannabis medicinal en Latinoamérica, hoy es reconocida por tomar más tiempo de lo que la gente quiere y puede esperar. El ejecutivo se queja de que están en manos de las autoridades para que terminen las regulaciones.
Pero el gobierno defiende la actual situación y asegura que habrá avances en las normativas antes de fin de mes. Julio Aldana, jefe del regulador de alimentos y drogas de Colombia, se excusa alegando que han tenido que aprender todo desde el principio y abordar todo el sistema. Aldana, refiriéndose al deseo de que la industria se expanda gradualmente, alega que la única forma de que esto no sea una burbuja es hacerlo de manera responsable. La industria del cannabis medicinal podría generar 6 mil millones de dólares al año, convirtiéndola en la tercera fuente de divisas de Colombia.
La Chacra es una finca de cultivo de cannabis de 15 hectáreas ubicada en el centro de Colombia, donde las plantas de marihuana florecen en un enorme invernadero fuertemente asegurado. Es uno de los cultivos más grandes del mundo, pero la finca, que está dirigida por una importante empresa internacional de cannabis medicinal, tan solo ha conseguido exportar algunos derivados de marihuana debido a las estrictas regulaciones que amenazan con ahogar la industria colombiana del cannabis. Es una lástima porque Colombia fue uno de los primeros países en regular el cultivo, la comercialización y la exportación de productos de marihuana. Pero ahora las empresas que invirtieron en cannabis se quejan de que los retrasos en los ajustes regulatorios están frenando las exportaciones y desanimando a los posibles inversores. La situación es crítica dada la competencia de otros países latinoamericanos como Uruguay, México y otros.
Esta empresa, que tiene inversionistas de los Estados Unidos y administra la finca y un sofisticado laboratorio fuera de la capital, Bogotá, tan solo ha enviado 360 gramos (12,7 onzas) de marihuana seca a Canadá en febrero, siendo la primera exportación legal de cannabis desde Colombia. En julio hizo un envío de de 6000 botellas de aceite de cannabis a Londres. Unos conocidos e importantes productores colombiano-canadienses exportaron una cantidad similar de derivados a Suiza aproximadamente al mismo tiempo, después de tres años en el negocio del cannabis medicinal en Colombia.
Pero tantos problemas a las exportaciones ya están afectando a los inversores extranjeros, que inicialmente invirtieron unos 400 millones de dólares en la industria del cannabis durante tres años. Según los expertos, hay un riesgo grave de que las empresas se establezcan en otros lugares de la región, en países donde la producción y la exportación parecen ser más fáciles, poniendo en grave peligro la industria del cannabis de Colombia.
Alfredo Pascual, analista y consultor de la industria del cannabis, dice que antes los inversores extranjeros tenían la sensación de que había un gran potencial. Dieron dinero a quien tenía una licencia y ahora se lo están pensando más. Las empresas advierten de que una rápida y sencilla regulación en Uruguay, Perú, México y posiblemente Brasil podría eliminar la ventaja de inicial de Colombia. Uruguay hizo recientemente su primer envío comercial de cannabis medicinal (10 kg) de flores secas, con altos niveles de ingrediente psicoactivo THC, a Australia. Y en México, la corte suprema ordenó al Ministerio de Salud que emita regulaciones en un plazo de seis meses sobre el uso de marihuana medicinal, alegando que no hacerlo así después de que la legalización en 2017 hubiera puesto en riesgo los derechos de los pacientes, incluidos los niños, sería una negligencia imperdonable.
Los gigantes agroindustriales están poniendo en serio peligro la industria del cannabis de Colombia. Gigantes agroindustriales como México, Perú y Brasil, que saben cómo desarrollar el sector agroindustrial. O Colombia aprovecha la oportunidad o los demás países de la zona lo harán y la oportunidad no volverá.