Canadá y el turismo cannábico. Canadá legalizó la marihuana hace casi un año, pero aún tiene oficinas de turismo que no están viendo una afluencia de turistas de cannabis
Cuando Canadá se convirtió en el segundo país de América (después de Uruguay) en legalizar la marihuana para uso recreativo, muchos pensaron que el país sabría sacar provecho de este nuevo nicho de mercado del turismo cannábico..
Algunas ciudades como Toronto y Vancouver tenían una larga tradición de abogar por la marihuana y además disponían de un buen número de cafeterías y clínicas especializadas en cannabis.
La legalización sería un negocio que muchos querrían aprovechar y los analistas creían que el turismo de cannabis en Canadá sería una parte muy importante de la economía. Según un informe se calculaba que el consumo crecería un 35% y que las ventas alcanzarían los 4700 millones de euros.
Andrew Hiscock, oficial de desarrollo turístico a cargo de promover los destinos costeros de Terranova, dijo que la provincia podía aprovechar estar a solo cinco horas de Londres. Los productores de marihuana en Canadá querían ofrecer visitas guiadas y degustaciones, al estilo de las bodegas y destilerías. Muchos operadores turísticos y agencias esperaban que el país tuviera un impulso adicional basado en el cannabis al estilo de Amsterdam, donde hasta el 30% de los visitantes que llegan a la ciudad holandesa buscan experiencia de turismo de cannabis en las cafeterías locales. También es cierto que algunos advirtieron que eso podría atraer a un segmento turístico no deseado, cuyo único propósito es fumar marihuana libremente.
Pero hay quienes piensan de forma diferente y opinan que el turismo experimental puede ser una puerta de entrada para combinar ambos factores. Este es el caso de California, donde el consumo recreativo también es legal. En este estado se ofrecen tours de vino junto con degustaciones de marihuana. Es un tipo de turismo que quiere visitar bodegas y destilerías en las que se muestra el proceso de elaboración y reposo del alcohol, y finalizar el itinerario con degustación de vinos, rones o whiskys. Eso es lo quería hacer la mayor compañía de cannabis de Canadá, que planeaba abrir un centro de visitantes en una antigua fábrica de chocolate de Hershey, donde se verían los cultivos de marihuana y se probarían las distintas variedades.
Canadá legalizó la marihuana hace casi un año, pero aún tiene oficinas de turismo que no están viendo una afluencia de turistas de cannabis.
Los eventos turísticos en Canadá utilizan el alcohol para atraer a las personas a asistir a recorridos en bicicleta para conocer el vino de la zona o eventos de cervecería artesanal. Pero cuando se trata del turismo de cannabis, la promoción es inexistente.
Jessilin Deschamps, gerente de Windsor River Cruise, una empresa que organiza cruceros, opina que Canadá se está perdiendo una gran oportunidad. Para rentabilizar la creciente industria del cannabis, Deschamps va a realizar este mes el primer crucero de cannabis a lo largo del río Detroit, entre Windsor, Ontario y Michigan, que acaba de legalizar la marihuana a fines del año pasado. En el barco no se venderá marihuana y los clientes deberán traer su propia hierba.
Rick Moscone, copresidente del grupo de trabajo de la Asociación Canadiense de Marketing sobre el cannabis, opina que cuando se trata de rentabilizar el cannabis, las reglas federales deberían ser más como el alcohol y menos como el tabaco. Moscone asegura que el conocedor del vino se parece al conocedor del cannabis. Actualmente los turistas vienen a Ontario a visitar el país del vino. Moscone tiene la esperanza de que con el tiempo Ontario sea capaz de desarrollar la misma reputación cuando se trata del cannabis. Aunque hay emprendedores que sacan provecho de los turistas que consumen cannabis, las agencias de turismo no están haciendo mucho en la incipiente industria porque les preocupan las estrictas leyes sobre la comercialización del cannabis, la promoción de la marihuana en otras jurisdicciones, especialmente a nivel internacional y el respeto de las creencias y la cultura de los visitantes.